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Entrevista a Prashant Iyengar "Una clase después de clase" - 13. Aprender

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13. Aprender

Puedes decirnos algo más sobre los conceptos de "practicar para aprender" y "practicar para consolidar y madurar"?
Puede que transpires. Puede que utilices accesorios y logres mas tracción, mas empuje, mas giro. Puede que pidas a alguien que tire de ti, te presione, te gire, te estire. Este es otro aspecto. Cuando haces eso no estás practicando, estas aprendiendo. La práctica debe dividirse en dos partes. Una es realmente práctica, donde solo haces lo que aprendiste previamente. Desarrollas discreción, sensatez para detenerte en algún punto, mantenerte en él y consolidarlo.

El segundo aspecto de la práctica es hacer mas e intentar llegar al siguiente nivel, titularte en Trikonasana, titularte en Urdhva Dhanurasana, titularte en Sirsasana. Esto no es práctica; es aprendizaje. Además debes hacerlo por ti mismo, no tienes que aprender siempre con un profesor. Puedes aprender tu solo. Conoces la técnica de la postura, lo que puede hacerse. En el caso de Janu Sirsasana, sabes que puedes avanzar hacia la espinilla; si ahora llegas a la rodilla o hacia la mitad de la espinilla, puedes ir más allá porque sabes que la espalda esta redondeada, no está aún totalmente plana, por tanto sabes que puedes avanzar y trabajar en esa línea.

Por tanto, la práctica tiene dos aspectos que hay que contemplar: aprendizaje y consolidación. Cuando aprendes, transpiras. Cuando aprendes, te agotas. Eso está previsto, pues es lo único que te hará progresar, pero si deseas progresar continuamente, no podrás mantener la gráfica hacia arriba. A causa de varios factores (como la edad, por ejemplo) vas a ir hacia atrás. Si estas progresando, progresarás en tus veinte, treinta, cuarenta y cincuenta años. Pero, aunque no nos guste oírlo, después de los cincuenta, vas a ir hacia atrás. Si no a los cincuenta, a los cincuenta y cinco; y si no, a los sesenta, sesenta y cinco, setenta, setenta y cinco u ochenta. En algún momento empezará el declive. Aunque trabajes duro, nunca tendrás un progreso irreversible.

Buscas el progreso y crees que la gráfica del progreso apunta hacia arriba. Una vez más, te equivocas. No es necesario que la gráfica del progreso este siempre hacia arriba. Por ejemplo, si entre los veinte y treinta años hay un ángulo de progreso agudo, entonces, de los treinta a los cuarenta, el ángulo se irá haciendo progresivamente menos agudo. Esto aún será progreso. Entre los cincuenta y los sesenta, si aún practicas, todavía habrá progreso. Entre sesenta y setenta años, si puedes mantener la práctica al mismo nivel, eso es progreso. Si a los ochenta mantienes lo mismo, se trata de un progreso increíble. Por tanto, no creas que el progreso es solo una gráfica hacia arriba.

Este hábito de "mantener" debe desarrollarse en todas las etapas, pues en otro caso te sentirás frustrado. En todos los niveles debes hacer esto para que puedas asimilarlos. Si penetra en tu organismo, entonces la percepción en la postura aumenta. Si estas yendo hacia arriba, no miras a tu alrededor. Cuando subes una montaña, en algún sitio tienes que parar y mirar alrededor; cuando estas escalando tienes que mirar hacia abajo. Tienes que comprender este aspecto del progreso: cuando realmente progresas, tienes que mirar hacia abajo, y si quieres mirar alrededor, debes parar y podrás mirar al cielo.

No puedes escalar mirando al cielo. Por tanto, el progreso no es un progreso del todo, porque no obtienes moderación ante las circunstancias. Cuando estás haciendo, sea práctica o aprendizaje, debes encontrarte siempre en un nivel. Mira alrededor, mira por encima, mira a los lados, mira hacia abajo, y a así aprenderás muchas cosas. En caso contrario, la mayoría de los estudiantes de Iyengar, aún siendo muy sinceros, están siempre escalando. No miran alrededor y por eso pierden la percepción. Por otro lado, ninguna etapa se asimila sin el aspecto consolidante. La intensidad de la práctica disminuye por varios motivos: enfermedad, falta de vigor, envejecimiento, etc. Entonces, el practicante tiene que quedarse ahí y termina frustrado.

Debes entender que en cualquier nivel en que te encuentres, puede haber progreso. Si a los setenta eres capaz de hacer lo mismo que a los cuarenta, hay un gran progreso. No obstante, la consolidación en la práctica es muy importante, pues de otra forma no captarás las complejidades de las posturas y no podrás aprenderlas. El proceso del pensamiento no tiene lugar cuando estas luchando. No puedes estar pensativo, reflexivo, meditabundo. Básicamente, no asimilas la postura. Bocado tras bocado, hay una constante ingestión de técnicas. Quieres saber cuántos detalles conoces de Trikonasana; si conoces cien pero alguien conoce trescientos, bueno, tengo que lograr esos trescientos. Así, lo que quieres es ingerir: "¿cuántos detalles puedo conocer de Trikonasana?, ¿cuántos de Tadasana?, ¿cuántos detalles técnicos puedo aprender?" Por eso, dices a menudo: "oh, he aprendido muchos puntos en esta lección". Puede que tu profesor diga: "os voy a enseñar algunos detalles", puede que tu digas: "he aprendido unas cuantas técnicas más". Todo esto se relaciona únicamente con obtener mas y mas detalles técnicos, lo cual es simplemente una ingesta. ¿Dónde están el espacio y el tiempo para digerirlo?

A cada momento, en cada etapa, la práctica debe ser tal que puedas digerirla. Pero incluso no solo de tarde en tarde; os he dicho que deberías "hibernar". ¿Porqué solo digerir? Porque solo podemos digerir; una vez que se ha digerido, no hacemos nada, no podemos hacer nada. Pero los animales, después de la digestión, hibernan: regurgitan la comida a la boca, la vuelven a masticar y nuevamente la llevan al interior. No podemos hacer esto, pero sí que podemos aprender a hibernar. En la práctica, tú también puedes desarrollar este concepto para digerir lo que hayas aprendido y no empujar las cosas constantemente hacia tu interior. No debes tragar continuamente. No enloquezcas con las técnicas: "¿cuántas técnicas puedo conseguir?" En su lugar, piensa: "tengo que asimilar lo que me han enseñado".

14. El maestro interior

La práctica puede dividirse en dos partes: consolidación y aprendizaje. Cuando aprendes, es preciso que avances, es necesario que transpires. Por tanto, tienes que comprender este aspecto de la práctica, de tal forma que desarrolles también en la postura capacidad intelectual para reflexionar, para considerar, puesto que cuando estas objetivando tu cuerpo reflexionas en la postura. Cuando reflexionas no estás haciendo, estas observando. Eso es tu maestro interior, porque, en definitiva, ¿qué hace un maestro? Te observa y dice: "esto es correcto; esto es incorrecto; haz esto; haz aquello". Por tanto, puedes tener tu maestro interior cuando permaneces en un estado reflexivo, pues estas observando, eres un testigo. Cuando eres un espectador, sabes que este punto no se ha hecho, este otro se ha hecho de forma exagerada, aquel se ha efectuado de forma deficiente; así es como percibes tus propios errores. Y así es como empiezas el aprendizaje de aprender. Aprender a enseñar, enseñar a aprender y enseñar a enseñar.
El yoga es una técnica de investigación donde eres al mismo tiempo discípulo y tu propio maestro. Como dije el otro día en clase, quieres que tu maestro te entienda de la mejor manera posible. No te gusta un maestro que no te entienda, que no comprenda tus problemas. Inmediatamente, rechazas un maestro que no comprende tus problemas; quieres un maestro que te comprenda. Pues bien, ¿quién te comprende mejor que nadie? Sabes que quien mejor te comprende eres tú mismo. Por eso siempre reprochas a los demás: "no me comprendéis", porque tú te comprendes a ti mismo. Puesto que te comprendes a ti mismo, puedes tener en tu interior al mejor maestro, el cual siempre estará contigo, te comprenderá en cualquier situación y sean cuales sean las dificultades en que te encuentres.

Todos acudís a clase, pero no penséis que el maestro conoce todos vuestros estados de ánimo. Quizás alguno se encuentre enfermo en su casa, uno tenga que ir al juzgado después de la clase, otro tenga una cita importante, otro más tenga que reunirse con alguien, o quizás a alguien le haya ocurrido algún suceso crucial antes de clase. No puedes esperar que el maestro sepa todo eso.

Además, tratarás de ocultar estos temas cuando asistas a clase. Supongamos que vas a reunirte con un abogado después de clase; no vendrás diciendo: "estoy nervioso; tengo que reunirme con un abogado"; dirás: "¡venga, vamos a clase!". O alguien puede estar enfermo en tu casa. Puedes venir con distintos estados de ánimo pero cuando enseño, intento igualarte con los demás. Sin embargo, cuando estas solo sabes en qué estado estas, en qué estado vas a encontrarte después de la práctica, es decir, si vas a ir al juzgado y esperas un juicio importante. Puedes comprenderte y ser mejor maestro tu mismo que un maestro externo. Esto es lo que sucede a partir de un cierta nivel.

Un principiante no tiene esta ventaja. Eso es solo para los estudiantes intermedios y avanzados. Porque sabes ya suficiente, conoces Trikonasana, conoces Sirsasana, conoces Sarvangasana. No es necesario un maestro que te este dando consejos a cada momento: "haz esto; haz aquello". Cuando sabes, puedes regularte tu mismo, dependiendo de la situación. Necesitas tu maestro interior. Para enseñar a otros debes primero estar cualificado para enseñarte a ti mismo; debes ser tu propio maestro. Y por tanto, se trata de una técnica de investigación donde eres tu propio maestro, donde eres tu propio alumno.

Muchas veces, damos la clase de tal forma que aprendéis a aprender. No siempre debes estar aprendiendo o el maestro enseñando. Tienes que aprender a aprender. Debes aprender a enseñar, porque estas enseñando a tu propio cuerpo. Debes enseñar a enseñar. Debes enseñar a aprender. Esta es una técnica que podríamos denominar "heurística". De acuerdo con el diccionario, "heurístico" se aplica a "todo estudiante que es maestro de sí mismo". Entonces, ¿qué implica esto? Tienes que aprender a aprender, aprender a enseñar, enseñar a enseñar y enseñar a aprender. Piensa en estas cuatro cosas.

Aprender a aprender, así es como tienes que aprender. Es también un proceso de aprendizaje. ¿Cómo se aprende algo? Muchos estudiantes leen libros, los estudian, se les enseña en clase, se les enseña en escuelas, y aún así, no aprenden. El maestro sigue con su enseñanza pero ellos no aprenden, porque no saben cómo aprender las cosas. Por tanto, debes saber cómo aprender: aprender a aprender.

También tenéis que aprender a enseñar, porque sois maestros. Al menos, maestros de vosotros mismos. Debéis aprender a enseñar, aprender cómo enseñar. Después, enseñar a enseñar. Debéis enseñar también como enseñar, lo que denomináis "curso de profesor" ¿Qué se enseña aquí? Se os enseña a enseñar, es decir, "enseñar a enseñar" Y después, enseñar a aprender. Así es como debe efectuarse la práctica y como deben conducirse las clases, como un maestro. Todo esto debe ponerse en conocimiento de los alumnos. Hay que hacer a los estudiantes independientes. Ellos dependen del maestro. Debéis despertar su sensibilidad; deben saber lo que están haciendo.

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